Vasco de Quiroga
Hombre de letras, educador y religioso español nacido en Madrigal de las Altas Torres, Castilla, el 3 de marzo de 1470, de familia noble. Estudió Derecho civil y canónico en la Universidad de Valladolid. Fue canciller de Badajoz y era reconocido como una persona ilustrada, justa y diligente, además de buen cristiano.
Tras haberse desempeñado en la pacificación de los moriscos en Granada y haber sido juez de comisión en Valladolid, recibió el encargo de trasladarse al virreinato de Nueva España en 1531, concretamente a la ciudad de México.
Poco después llegaría también a la metrópoli novohispana Sebastián Ramírez de Fuenleal como presidente de la audiencia y otros tres miembros de la misma.
Quiroga recorrió varios lugares de México para inspeccionar el uso que se daba al hierro para marcar esclavos. Con profundo sentido humanista escribió su Información en Derecho, en la que condenaba práctica tan bárbara.
A él se debió la creación de los pueblos-hospital, donde congregaba a los indios, los evangelizaba, los curaba de sus enfermedades y les enseñaba las técnicas propias de la cultura europea; herrería talabartería, ebanistería. Como el arzobispo fray Juan de Zumárraga no tuviera a quién confiar la delicada misión de pacificar y evangelizar la provincia de Michocán, envió a Quiroga, cuya labor fue tal que los indios lo llamaban “Tata Vasco”, o sea Papá Vasco.
En 1538, Zumárraga lo propuso para obispo de Tzintzuntzan; alegó que era laico, pero el arzobispo lo ordenó sacerdote y al día siguiente lo consagró cabeza de la nueva sede episcopal, que Quiroga trasladó de Tzintzuntzan a Uruapan.
Además de las numerosas obras que realizó en Michoacán, Quiroga construyó Santa Fe de la Montaña, hoy conocido simplemente como santa Fe, en la Ciudad de México, donde erigió un convento, hospital, huerto, casa de cuna, y todo lo necesario pare elevar a los indios física y espiritualmente. Otro tanto puede decirse de su fundación Santa Fe de la Laguna, en Pátzcuaro.
Vasco de Quiroga, tanto al tiempo de sus funciones como miembro de la segunda audiencia, cuando se tuvieron que rectificar muchas de las medidas tomadas por el presidente de la primera audiencia, Nuño Beltrán de Guzmán, como también en su calidad de obispo, obró con rectitud, prudencia y grande amor por los indios, quienes incluso hoy en día recuerdan y se refieren a él llamándolo tata Vasco.
Entre las obras que escribió, además de la ya citada, destacan un Manual de adultos y un Tratado sobre la administración del bautismo.
Murió el 14 de marzo de 1565 en Uruapan.