Consejos sobre los últimos repasos

  • Conviene que tengas prefijado un tiempo diario de repaso de la materia para evitar nerviosismos y desasosiegos de última hora. 
  • El repaso debe hacerse en sesiones cortas, cuando has empezado con suficientes días de antelación, con descansos intermedios. Los repasos finales se pueden alargar más.
  • Interesa, sobre todo, repasar, y no estudiar -salvo excepciones- material nuevo: de otro modo existe el peligro de confundir las ideas al querer aprender cosas nuevas a última hora.
    • En los repasos hay que dedicarse a:
      • Preguntas fundamentales que se considera que saldrán en el examen. Esbozar mentalmente o por escrito la contestación que debe darse a esas preguntas. Comprobar las respuestas con ayuda de esquemas, apuntes, textos…
      • Temas respecto de los cuales se conoce una especial inclinación del profesor.
      • Repasar con los resúmenes esquemáticos que nos hemos hecho.
      • Puede ser aconsejable, para evitar la aridez, un autoexamen en solitario. Pero siempre después de un repaso personal.
    • Si has estudiado siguiendo un método de trabajo adecuado, preparar un examen es, en gran parte, una cuestión de repaso. En este momento es cuando realmente vas a darte cuenta de que tu trabajo durante la evaluación no ha sido en vano: .
      tienes el libro subrayado entresacadas las ideas principales y cuentas con un resumen que te evitará tener que acudir de nuevo al libro.
  • Con todo este trabajo realizado lo primero que debes hacer, nada más conocer el día o los días de los exámenes, es planificar el tiempo de repasos. Al hacerlo, deja siempre unos días para posibles imprevistos que pudieran surgir durante esos días (una enfermedad breve, la dichosa gripe que todos terminamos padeciendo al menos una vez al año, la visita inesperada de un familiar…)
  • Es conveniente además que revises bien tu planificación con el fin de asegurarte el repaso de todos los temas del examen y no encontrarte al final con agobios de última hora.
  • Por supuesto, la preparación para un examen deberá ser un repaso y no un intento apresurado y desesperado de aprender lo que aún no has estudiado. Aunque quizás, a fuerza de robar tiempo de descanso, por suerte o gracias a una gran capacidad memorística, salgas del paso, ten por seguro que habrías realizado el examen mucho mejor, te agobiarías menos y obtendrías un conocimiento mucho más profundo y duradero si hubieras subrayado, hecho esquemas y resumido los temas.
  • El estudio puramente repetitivo de los últimos días antes de un examen es solamente eso, estudiar para el examen, pues la materia no puede ser asimilada, en muchos casos ni siquiera comprendida, y al cabo de unos días no recordarás prácticamente nada de lo estudiado.
  • Sin embargo, la preparación, el repaso antes de un examen no tiene por qué ser una actividad extenuante. Los períodos de repaso deben ser más bien cortos, de una hora o de hora y media, intercalando periodos de descanso entre ellos. 
  • Durante estos días en que el esfuerzo mental va a ser máximo no descuides la actividad física: el ejercicio, el deporte, la distracción contribuyen a evitar, o por lo menos a aminorar, la tensión y la ansiedad.
  • Al repasar para un examen, debes limitar al mínimo la relectura y dedicar la mayor parte de tu tiempo a la recitación de los temas.
  • Al repasar una lección, primero trata de recordar las ideas principales sin consultar tus notas. Luego, para comprobar si las recuerdas adecuadamente, acude a los esquemas. Si hay algo que recuerdas con dificultad o que no comprendes del todo, consulta el libro y vuelve a leer ese apartado. Esto es lo único que debes releer del libro durante todo el repaso: las dudas.
  • Un ejercicio que puedes realizar también durante el repaso es la simulación del examen. Esta actividad te ayudará a familiarizarte con la situación, además de darte una buena muestra de tu nivel de recuerdo y aprovechamiento del tiempo (hazlo con el reloj delante, como si fuera el examen de verdad y para de escribir cuando transcurra el tiempo de la prueba). Verás algunos fallos o errores que será más difícil de volver a cometer en la situación real.
  • Otra actividad que puedes realizar en este momento es intentar predecir las preguntas que te pueden hacer en el examen. Piensa un poco, recuerda las clases, pues la mayoría de los profesores suelen dar pistas, directa o indirectamente, de las posibles preguntas de examen (mayor énfasis en ciertos apartados, tiempo dedicado a un tema…).
  • Puede ser conveniente organizar un repaso en compañía de un amigo del curso que tenga un nivel similar al tuyo para revisar los puntos más débiles y difíciles del programa. Hacer un bombardeo de preguntas y centrar la atención en las respuestas incorrectas, defectuosas o contestadas a medias. Estudiarlas a fondo y comprobar de nuevo si todo ha quedado comprendido.
  • También pueden orientarte los exámenes de evaluaciones y años anteriores. Sobre estas posibles preguntas insiste más pero,-no por ello, dejes de estudiar el resto de los temas ya que algunos profesores, conociendo este truco de las adivinanzas y la circulación por las clases de pruebas de años pasados, cambian siempre las preguntas.
  • Pero, además de esta preparación exclusivamente mental, es conveniente que cuides también el aspecto físico, especialmente si el examen es oral. Por lo que respecta a tu alimentación, huye de comidas ricas en grasas, azúcares, dulces y alimentos en conserva.
  • Por el contrario, tu alimentación debe de contener proteínas, vitaminas, especialmente las A, B, C y D, y sales minerales como el hierro, el calcio y el fósforo (alimento para tu memoria).
  • No hagas comidas copiosas. Es mejor poca cantidad de alimentos, para favorecer la digestión, pero repitiendo las comidas más a menudo. Tampoco es conveniente que estudies inmediatamente después de las comidas porque el adormecimiento dificultará tu concentración.
  • Durante los días de preparación de tus exámenes, no te olvides del cuidado de tu cuerpo: «mens sana in corpore sano». El ejercicio físico aumentará tu relajación, disminuirá tu ansiedad y te ayudará a concentrarte mejor en el estudio, después de haberte distraído durante un rato.

En contra de la creencia generalizada, durante estos días no debes cambiar tus hábitos de sueño. El tiempo que se roba al sueño se paga en el examen con nerviosismo, confusión, cansancio e incluso bloqueo mental.

En fechas de exámenes el estudiante debe dar al menos 2 repasos a la asignaturaEl penúltimo repaso llevará algunos días, dependiendo de la dificultad de la materia, mientras que el último repaso se debe realizar en los dos días anteriores al examen.

Fuente: Entrenamiento en competencias para el estudio autorregulado a distancia de la UNED, licencia Creative Commons License 2.5.