Fase de ejecución en el aprendizaje autorregulado

Durante esta fase se llevan a cabo dos tipos de procesos fundamentales:

  1. La ejecución controlada por parte del estudiante de las tareas que ha planificado, poniendo en marcha las estrategias que ha seleccionado para su realización. En el caso de las estrategias de aprendizaje, es posible que no estemos familiarizados inicialmente con algunas de ellas. Esto es un caso muy habitual cuando pensamos en el estudiante a distancia que hace tiempo que no estudia. Por este motivo, es importante que conozcas y entrenes las distintas formas posibles de abordar el aprendizaje de una materia. Una correcta ejecución implica un control consciente de la atención al proceso que se está realizando para no desviarse de la intención inicial. Por ello es importante, asimismo, el segundo proceso de esta fase.
  2. La auto-observación de la ejecución. En esta fase es imprescindible que el estudiante lleve a cabo una monitorización continuada de la ejecución que está desarrollando. Por ejemplo, ¿cuántas veces te has sorprendido pensando “en las musarañas” frente a un texto que estabas leyendo? ¿Con qué frecuencia llegas al final de un problema sin haber repasado convenientemente los pasos que estabas dando? ¿Sueles repasar tus planificaciones para comprobar si estás cumpliendo con los plazos previstos?… No basta con poner en marcha la estrategia adecuada, hay que llevar a cabo un seguimiento de cómo se está aplicando.

Monitorizarse implica una observación sistemática del desarrollo de las acciones planificadas y permite obtener una información adecuada sobre la evolución y el logro de los objetivos propuestos para cada tarea. La monitorización es esencial para la autorregulación, ya que contribuye a generar procesos de autocontrol y auto-observación necesarios para alcanzar las metas. En ese sentido, auto-observarse permite la auto-corrección comportamental, cognitiva y emocional mejorando nuestra ejecución posterior. Observarnos cuando realizamos una acción nos permite detectar en qué podemos estarnos equivocando, si estamos desarrollando la estrategia correctamente, si tenemos niveles de concentración adecuados o si nuestro estado emocional es el adecuado para, de esta manera, corregir sobre la marcha aquello que sea necesario.

Por tanto, cuando estés llevando a cabo una tarea, por ejemplo el estudio de un tema, es útil que, a lo largo del proceso, te acostumbres a hacerte preguntas similares a las que te sugerimos a continuación (Sánchez-Elvira y Santamaría, 2005):

  • ¿me encuentro en condiciones físicas, mentales y anímicas convenientes para la realización de esta tarea concreta en este momento?
  • ¿comprendo realmente en qué consiste la actividad a realizar, los pasos que requiere, o los contenidos del tema a estudiar?
  • ¿estoy llevando a cabo los pasos adecuados para el logro de los objetivos de esta tarea?, ¿qué objetivos he ido cubriendo?
  • ¿he seleccionado las estrategias adecuadas de resolución de esta tarea?
  • ¿soy capaz de hacer un buen resumen o esquema de lo que he aprendido?
  • ¿estoy cumpliendo con el tiempo previsto?
  • ¿qué he alcanzado y qué me queda por alcanzar?

La auto-monitorización ayuda a sostener la motivación y el interés a lo largo de todo el proceso. Entrenar la capacidad para observar, analizar y detectar los progresos que se van realizando contribuye a incrementar los niveles de satisfacción, así como la percepción de que uno es capaz de llevar a cabo correctamente las actividades propuestas y de mantener el control sobre el proceso.

Fuente: Entrenamiento en competencias para el estudio autorregulado a distancia de la UNED, licencia Creative Commons License 2.5.