Manejo del estrés

Es posible que las personas tengan que prestar mucha atención a la relación entre su trabajo y su estilo de vida general, y realizar periódicamente una auditoria sobre su calidad de vida total.

Aunque el énfasis en la literatura sobre la motivación se sitúa en la falta de participación, el exceso de participación puede plantear riesgo tanto al empresario como al empleado.

El riesgo de la adicción al trabajo puede incluir problemas para sustituir a los empleados, problemas de salud, y pérdida del sentido de la perspectiva del sentido común que se tiene cuando se tienen otros intereses que actúan como contrapeso.

Las personas adictas al trabajo también pueden intentar convertirse en modelos cuando son demasiados egocentristas, o tienen un comportamiento compensatorio.

Existe una diferencia entre presión y estrés. Algunos directivos disfrutan cuando están sometidos a mucha presión, y pueden tener un rendimiento más eficaz cuando se les somete a cierto grado de presión.

La presión puede venir dada por el volumen o el nivel de responsabilidad en el trabajo o por ambos factores.

Otros directivos pueden reaccionar de otra forma, por lo que su incapacidad de soportar la presión puede dar lugar a la aparición de estrés.

Por tanto, se puede definir el estrés directivo como un síntoma de incapacidad para soportar la carga laboral.

Por desgracia, el estrés puede precipitar una reacción en cadena contraproducente cuando los directivos que tienen estrés lo amplifican y lo transmiten a otras personas de un círculo más inmediato.

El estrés puede originarse por los problemas inherentes a un determinado trabajo, por la falta de ajuste entre habilidades de un individuo y los requisitos de un puesto de trabajo, o por una combinación de ambos factores.

Es importante diagnosticar las causas del estrés en determinadas situaciones, por que solo cuando se diagnostica se puede ver cual es el remedio adecuado: si se cambia el comportamiento del individuo, las presiones a las cuales se le somete, o ambas cosas.

También, es importante reconocer que es probable que el estrés laboral siga aumentando. Esto se debe al creciente efecto de factores clave que generan estrés.

Estos factores incluyen el ritmo de los cambios, las presiones por tener un rendimiento elevado y bajos costos, y la inseguridad laboral generada por los cambios incesantes en el entorno local y mundial.

Los directivos también tienen la responsabilidad de controlar el estrés al que se somete a sus subordinados.

Independientemente de que los directivos se sometan así mismos, o estén sometidos a demasiada presión, o estén experimentando estrés, el consiguiente estilo de trabajo puede generar un flujo excesivo de adrenalina a su alrededor.

Así por ejemplo, la dependencia de estimulantes físicos como la nicotina o el alcohol, puede impedir que un individuo tenga una dieta adecuada, suficiente ejercicio físico y descanso.

Si el estrés es provocado por la propia persona, tendrá que afrontar las consecuencias médicas que se provoque. Además, existe la ventaja potencial de que, si se reduce el estrés de uno mismo, se podrá reducir también para los que rodean a esa persona.

Los médicos, y los asesores, especialistas en el manejo del estrés, pueden ser capaces de medirlo y aconsejar cómo se pueden tratar los síntomas, por ejemplo, mediante técnicas de relajación.

Sin embargo, es más probable que se necesiten habilidades directivas para poder resolver las causas básicas del estrés directivo.

Fuente: Apuntes de Administración V de la FCA de la UNAM