Conservacion de los recursos naturales
Nuestra supervivencia y el mejoramiento de la calidad de la vida dependen del aprovechamiento que hagamos de los recursos naturales, en cuya explotación, por tratarse de un bien común de toda la humanidad, debe tomarse en cuenta que el beneficio obtenido compense el costo social en que se incurrió, y como parte de este costo deben considerarse los desequilibrios que se provoquen en el ecosistema afectado.
Sin embargo, hasta hace poco ha surgido la preocupación por conservar los recursos naturales, cuando ya ha empezado a manifestarse el agotamiento de algunos, debido a su explotación irracional, como el desperdicio y quema de bosques, la erosión de los suelos, la extinción de especies vegetales y animales, la contaminación de los mares, etc.
El aprovechamiento de los ecosistemas, bajo el supuesto de su conservación y su explotación racional introduce una serie de complicaciones en la organización productiva tradicional y vuelve más complejos los criterios para la elaboración y selección de las tecnologías apropiada para un programa de ecodesarrollo en el que la integración del hombre al medio que piensa aprovechar se realice de manera armónica sin que se altere el orden natural.
Los países subdesarrollados están en una posición desventajosa en lo que se refiere a la conservación de sus recursos naturales, a causa del aprovechamiento indiscriminado que se hizo de éstos durante la época colonial, aunado a la explotación moderna de algunos sectores que utilizan tecnologías altamente depredadas.
Además la conservación de los recursos naturales de los países en desarrollo se ve afectada no tanto por la alta tasa de crecimiento de su población como la implantación de patrones de consumo copiados de los países industrializados y que implican una elevada tasa de desperdicio.
Se afirma que, en los países en desarrollo, la única solución a la degradación del medio ambiente es elproceso de desarrollo, en sí, sobre la base del empleo de los recursos, en la proporción permitida por la llama tasa de explotación ambiental, pues es indudable que los recursos naturales puedan ser aprovechados sin que resulten afectados adversamente, si se utilizan técnicas y métodos adecuados, lo que implica cambiar el papel de la industria, para que en lugar de producir para la cantidad, lo haga para la calidad.
Por lo demás, es necesario no sólo reorientar la producción industrial, sino también evaluar las nuevas necesidades y productos que aquélla ha creado.
En México no existe un plan nacional de desarrollo agropecuario a largo plazo, en el que la producción de los alimentos básicos está considerada como parte de la explotación racional y óptima de los recursos naturales del país. Los actuales programas no coordinan los aspectos agrícolas con los pecuarios y los forestales, ni incluyen consideraciones ecológicas que aseguren una productividad sostenida en el futuro, como un derecho de las generaciones venideras.
Las zonas tropicales pueden considerarse la gran reserva de los países del Tercer Mundo. Aunque se estima que la productividad de un ecosistema aumenta mientras más cercano está de los trópicos, también ocurre que, a medida que es mayor la diversidad de las especies vegetales y animales que lo pueblan, más compleja tiene que ser la planeación, en razón de los usos alternativos que ofrecen los recursos disponibles.
Por ello es imprescindible que la colonización de las zonas tropicales se coordine con programas científicamente diseñados, previo estudio de las complejas interrelaciones que han de establecerse entre el medio natural, el ser humano y las tecnoestructuras creadas por éste, pues los desmontes masivos, sin los necesarios estudios ecológicos, sólo conducen a una acelerada degradación de las tierras.
Las selvas mexicanas constituyen un patrimonio nacional que debe utilizarse, sobre bases científicas, para lograr el mayor beneficio de los habitantes de esas regiones y para asegurar la conservación del recurso. Los actuales sistemas de explotación ponen en peligro la supervivencia de muchas especies útiles, vegetales y animales.
Al establecer las bases para el aprovechamiento de esas zonas debe buscarse la participación de los campesinos que las habitan, de modo que se satisfagan las necesidades de éstos y se respeten sus conocimientos y aspiraciones.
No deben seguirse desarrollando programas que aprovechen los recursos del país sin tomar en cuenta las consideraciones ecológicas más elementales, ya que los fracasos de colonizaciones efectuadas en el pasado, así como la experiencia mundial en esta materia, deben convencernos de que la ecología no es un obstáculo al desarrollo, sino que, por el contrario, proporciona los lineamientos necesarios para establecer una forma racional de aprovechamiento de los recursos naturales, sin poner en peligro su conservación, lo que asegura su productividad permanente.
Fuente: Apuntes de Producción Agroindustrial de la Unideg