Consumo de alimentos básicos
La producción del sector social debe servir no para el autoconsumo sino para equilibrar los abastecimientos y los precios en los mercados locales y en el mercado nacional. Se trata de que contribuya a asegurar que los alimentos básicos estén al alcance de todas las familias mexicanas.
Para la comercialización se cuenta ya con la red de tiendas CONASUPO y de los almacenes para los trabajadores del sector público e instituciones del sector social (sindicatos, cooperativas de consumo, ejidos), con las cadenas de tiendas de autoservicio y con el comercio al menudeo, apoyadas en centrales de abasto. Todo este aparato comercial se puede comprometer a tener pequeños márgenes de utilidad en la venta de alimentos básicos, los cuales quedarían compensados por el mayor volumen de ventas, entre otras operaciones.
Una política nacional de alimentación de un país de contrastes como el nuestro debe considerar, así mismo, mecanismos de subsidio en las zonas marginadas rurales y urbanas, de manera que cada familia disponga de raciones de alimentos que aseguren un mínimo de bienestar a precios subsidiados.
De hecho en México se usan los subsidios desde hace mucho, pero hasta fecha reciente se están incorporando a un Plan Nacional.
En Sri Lanka, desde hace varios años, el renglón de alimentos es el segundo en importancia en el presupuesto gubernamental después de la educación y es evidente que la situación de nutrición, salud, alfabetismo, y laboriosidad de la población contrasta con la de otros países como la India a pesar de que los cingaleses tienen un menor ingreso por habitante.
También se puede mejorar y extender la distribución de los alimentos a través de las instituciones existentes para tal efecto, a saber, alimentos complementarios en las escuelas públicas localizadas en zonas de bajo ingreso; comedores escolares en secundarias y establecimientos de enseñanza media y superior; alimentos para lactantes y madres embarazadas amparados por los sistemas de seguridad social y por los centros de salud de las Secretarías de Salubridad y Asistencia; finalmente, programas de alimentos para zonas marginadas.
Desde luego también es indispensable una amplia campaña de educación, información y difusión respecto al manejo higiénico de los alimentos y a su valor nutritivo.
Fuente: Apuntes de Producción Agroindustrial de la Unideg