Diferencias individuales relevantes para un aprendizaje autónomo
La importancia de la capacidad del individuo para aprender de forma autónoma está claramente establecida en la literatura científica, pero esto se hace especialmente manifiesto cuando nos encontramos en un sistema de educación a distancia. ¿Qué significa aprender de forma autónoma y por qué es tan relevante cuando tenemos que aprender a distancia?
En la actualidad hemos asistido a un cambio de paradigma muy importante en la concepción de cómo se debe enseñar y aprender. La dirección del cambio puede centrarse en dos frases, del aprendizaje centrado en el profesor al aprendizaje centrado en el estudiante. ¿Cuáles son las características fundamentales de estos dos paradigmas? Básicamente, en el paradigma clásico, el profesor transmite el conocimiento al estudiante, que lo recibe y asimila de forma pasiva tal y como le es transmitido; en el nuevo paradigma, el estudiante es el centro del proceso, que parte de el mismo a través de una construcción proactiva del conocimiento con la guía del profesor; y no lo hace solo, sino de forma cooperativa con sus compañeros, lo que se traduce en lo que se conoce como una “construcción social del conocimiento”.
Para que este proceso pueda producirse, es necesario que la persona ponga en marcha las acciones necesarias para el desarrollo de lo que se conoce como aprendizaje autónomo o auto-determinado, auto-instrucción, etc. Estos procesos requieren, por parte del individuo (Knowles, 1975):
- Tomar la iniciativa en su proceso de aprendizaje.
- Llevar a cabo un diagnóstico previo de las necesidades propias de aprendizaje, con o sin la ayuda de otros.
- Formular metas de aprendizaje propias.
- Identificar los recursos humanos y materiales necesarios para alcanzar las metas de aprendizaje establecidas.
- Elegir e implementar las estrategias de aprendizaje adecuadas.
- Llevar a cabo un proceso de autoevaluación de los resultados del aprendizaje.
Ahora bien, autonomía no significa aislamiento ni soledad. Por el contrario, el aprendizaje de este tipo es muy positivo en un entorno de grupo autodirigido.
En definitiva, el aprendizaje autónomo comporta auto-gestión y pro-actividad, auto-conocimiento, responsabilidad y auto-control del proceso de aprendizaje por parte de la persona o, en otras palabras, la autorregulación del proceso de aprendizaje. Los beneficios de este tipo de comportamiento son manifiestos. Tal y como refieren distintos autores, los estudiantes pro-activos aprenden más cosas y mejor que los que atienden pasivamente esperando a que el profesor les transmita su conocimiento y les dirija; presentan una mayor persistencia y una motivación más elevada; y suelen aprender de forma más efectiva y profunda mostrando un mayor interés y una actitud más positiva hacia las materias objeto de aprendizaje.
El valor del aprendizaje autónomo es importante tanto en un sistema de educación presencial como en un sistema a distancia, pero parece más que evidente que en este último es aún más clave para el éxito académico, dado que la autonomía en el aprendizaje es un elemento que define la propia metodología de la educación a distancia.
Fuente: Entrenamiento en competencias para el estudio autorregulado a distancia de la UNED, licencia Creative Commons License 2.5.