El empleado despedido: ausencia de satisfacción personal o identificación con el trabajo
Hay innumerables casos de empleados a quienes se despide por la introducción de un proceso automatizado o porque, al reorganizar la empresa, ha sido clausurado un departamento o planta.
En periodos de inflación económica, segmentos enteros de la industria disminuyen su producción o dejan de existir. Ello significa que muchos empleados se encontraran sin trabajo, aunque no tengan la culpa.
Los estudios confirman una cosa obvia: es una época de gran estrés para quienes se quedan sin empleo.
Una de las características comunes es que aparece un sentimiento de culpabilidad, es decir, creen que de alguna manera todo es culpa de ellos.
Se aprecia también un sentido de desarraigo o falta de vinculación con la sociedad, lo mismo que una frecuencia mayor de enfermedades físicas, psíquicas y de suicidios.
La tensión es un fenómeno general, observándose asimismo incertidumbre ante el futuro y un hondo resentimiento. Los profesionales de alto nivel jerárquico sufren más en esa época.
Se tornan más defensivos y autocríticos; en cambio, los trabajadores de nivel más bajo muestran más adaptabilidad. Especialmente entre los gerentes y ejecutivos, se produce una transformación radical y duradera que repercute en el estilo de vida, en la esperanza y valores.
El trauma del desempleado no desaparece, ni siquiera luego de conseguir un nuevo trabajo. En un estudio sobre un grupo de desempleados, los que obtuvieron otro trabajo recuperaron un poco de su autoestima, pero nunca semejante a la que habían tenido antes de ser despedidos.
Fuente: Apuntes de la materia Psicología del trabajo de la facultad de contaduría y administración, UNAM