El orientador educativo
Como parte del esfuerzo de las escuelas secundarias para que su labor responda a las particularidades de los alumnos en la tarea de aprender, el orientador educativo ha representado, desde hace varias décadas, una figura importante para tal propósito.
Desde sus orígenes su tarea se ha encaminado a impulsar el aprovechamiento escolar, la atención psicológica y social, así como la orientación vocacional. Para ello, se concibió la necesidad de que este profesional contara con tiempos para la interacción con los alumnos como parte de las horas de clase, además de disponer de un especio físico para atender, de manera individual, a los que requieran de una atención cercana.
Como parte de la presente reforma a la educación secundaria, se ha considerado la conveniencia de enriquecer la labor de gabinete que los orientadores educativos han desarrollado, al mismo tiempo que mantendrán una relación estrecha con los docentes que trabajan directamente con los alumnos, a fin de que cuentes con las condiciones necesarias para enfocar su tarea hacia dos dimensiones de la vida escolar: la atención individual a los alumnos y el trabajo con el entorno social que da contexto al que se hace en la escuela secundaria.
Estas funciones que delimitan su labor específica dentro de la escuela requieren, para su realización, de una relación estrecha y permanente con los docentes y los alumnos.
Fuente: Coordinación de formación y actualización de docentes de la Secretaría de Educación de Jalisco.