Evitar la contaminación
Recordemos que la leche puede contaminarse dentro de la vaca, por esto, requerimos pasteurizarla. La contaminación desde la ordeña hasta la venta de los productos lácteos es muy común. Puede ser por microbios, parásitos, o bien por productos químicos.
Las contaminaciones por microbios y parásitos, son provocadas por manos sucias, agua contaminada, corrientes de aire o por utensilios sucios, por ello la limpieza y el control de las corrientes de aire y agua, nos permiten controlar a estos agentes dañinos.
La contaminación de origen químico como insecticidas, herbicidas y raticidas, son extremadamente peligrosas y aún en cantidades muy pequeñas pueden provocar la muerte súbita de quien los consuma. Para evitar cualquier accidente, no use esos productos en el taller de lácteos y por ningún motivo los almacene ahí.
Los solventes y desinfectantes son menos peligrosos y tienen por lo común un fuerte olor y sabor. Por ningún motivo consuma e l producto contaminado.
Los metales producen intoxicaciones muy lentas, adquiriéndose tras años de consumo, y el tratamiento dura otros tantos; no obstante pueden existir intoxicaciones agudas si el consumo de alguno de esos metales es alto, pudiendo ocasionar la muerte en poco tiempo, en especial en personas desnutridas, enfermas, ancianos y niños, el tratamiento de estas intoxicaciones agudas son costosas y difíciles para aliviar rápida y satisfactoriamente.
Los metales responsables de las intoxicaciones más comunes son: plomo, por ollas de peltre, bidones y cubetas de lámina galvanizada que se encuentren deteriorados, igualmente con utensilios de lámina o fierro que no se encuentren revestidos y soldaduras de plomo y estaño; cobre, por ollas de cobre donde se trabaje leche o suero ácido.
No es recomendable trabajar con ollas de peltre porque se quema la leche en el fondo al pasteurizar y cuando se rompe el peltre se contamina rápidamente la leche con plomo.
Fuente: Apunte Taller de Industrialización de productos lácteos de la Unideg.