Grado de dinamismo entre la cultura mexicana-estadounidense
Las diferencias que se detectaron respecto al grado de dinamismo que sujetos estadounidenses y mexicanos atribuían a los conceptos, son particularmente interesantes para llevar a la realización de que no solamente los estadounidenses tienden a arrastrar activamente, y los mexicanos de manera automodificativa los problemas y desafíos de la existencia, sino que hay diferencias aún respecto a donde se percibe la actividad.
Aunque de esperarse, es interesante que los conceptos tecnológicos se vean como poseedores de mayor dinamismo para los estadounidenses que para los mexicanos.
Es así que conceptos tales como aeroplano, automóvil, bomba atómica, tren, televisión fueron vistos como muchos más activos por los estadounidenses que por los mexicanos.
Con una diferencia no tan grande, pero significativa, los conceptos de camión, máquina, submarino nuclear, radio, ferrocarril, viaje espacial se percibieron como más dinámicos para los jóvenes estadounidenses que para los mexicanos.
Solamente la bicicleta se apreció como más activa para los mexicanos que para los estadounidenses.
En cambio, y de manera interesante, la cama, la silla, la almohada y la alfombra se perciben en la mente de los mexicanos como más activas que para los estadounidenses y esto es cierto también para innumerables artículos de vestir tales como sombreros, corbatas, zapatos, suéter, vestido.
Para artículos alimenticios: pan, mantequilla, dulce, queso, café, huevo, pescado, fruta, arroz, carne, leche, sal, te, legumbres y agua, e incluso el concepto alimento, en general, se advierte como mas activos para los mexicanos que para los estadounidenses.
Resulta muy sugestivo precisamente que las partes externas del cuerpo se perciban como más dinámicas en Estados Unidos que en México, y que lo contrario suceda para las partes internas del cuerpo.
Así, los conceptos de brazo, mano izquierda, mano derecha, dedos, cuerpo, cara y cabeza se consideren mas activos en Estados Unidos que en México y solamente el cabello y los labios se notan como mas dinámicos en México, los labios probablemente por los parlanchines que tendemos a ser, el cabello quizá pensando en la cabellera femenina.
En cambio las partes internas del cuerpo el cerebro, el corazón, los intestinos y la sangre se ven como más activos por los mexicanos que por los estadounidenses. Esto no podría ir mejor por la tendencia de los estadounidenses a volcarse hacia el ambiente y la tendencia de los mexicanos a volcarse hacia su interior.
Ciertamente más fascinante todavía es que las emociones conectadas con la automodificación se vean como más activas para los mexicanos y que, por el contrario, las emociones agresivo-competitivas se consideren como más dinámicas en los Estados Unidos.
Así, la vergüenza, la devoción, la simpatía son mas dinámicos en los ojos de los mexicanos que de los estadounidenses y, en cambio, la agresividad, el enojo, el desprecio, la determinación, la envidia, el odio, el dolor y el orgullo se conciben como más dinámicos para los estadounidenses.
Adoptar una actitud activa o una pasiva tiene múltiples consecuencias en la vida interior de los individuos. Los mexicanos tienden a estar mas centrados en la familia mientras que los estadounidenses lo están mas en los individuos.
Con frecuencia, los poetas y los filósofos sociales han señalado los patrones amplios de parentesco y estrecha afiliación entre los miembros de las familias, como una cualidad positiva que surge de la combinación de la cultura española con indígena.
Las familias en México, así como también en otros países latinoamericanos, tienden a extenderse en una red de parientes que a menudo incluyen a docenas de individuos.
Los estadounidenses tienden a ser más complejos y diferenciados en estructura cognoscitiva que los mexicanos.
Se descubrió que los niños bilingües de las familias mexicanas de la clase alta no difieren, en el desarrollo intelectual, de los niños estadounidenses de esa misma escuela, con padres que tienen educación y nivel socioeconómico comparable al de los mexicanos.
Ahora bien, aunque no hay forma de separar los factores biológicos de los sociales en el desarrollo cognoscitivo entre las dos culturas, la evidencia sugiere firmemente hasta ahora, que las diferencias de nivel y patrón de desarrollo intelectual entre los niños mexicanos y estadounidenses se deben primordialmente a las diferencias en premisas socioculturales, orientaciones de valores y el ambiente, sobre todo de la familia y de la escuela en las dos sociedades.
Todo parece indicar que la excesiva demanda de obediencia en la familia mexicana es la culpable de que, en el estudio del desarrollo de la personalidad de dos culturas, los niños mexicanos apareados en clase social, grado escolar, sexo y educación del padre resultase con calificaciones significativamente menores en inteligencia de sus contrapartes, los niños y adolescentes estadounidenses.
Sólo cuando se equipara todo lo anterior y además las oportunidades educativas se comprueba que los niños mexicanos son tan capaces de desarrollar la inteligencia como los estadounidenses.
Los mexicanos tienden a ser mas cooperativos; los estadounidenses más competitivos. Una serie de estudios realizados por los doctores Kagan y Madsen proporcionan claros testimonios de que los niños mexicanos tienden a mostrar espontáneamente espíritu de cooperación en juegos experimentales, mientras que los angloamericanos son sumamente hábiles para la competencia.
Es a partir de esos estudios cuando Kagan y Madsen llegan a la conclusión de que los niños estadounidenses, a diferencia de los mexicanos, se crían en un medio de desarrollo en el que se recompensa la competencia hasta un punto tal que esta estrategia se generaliza incluso a situaciones en las que se vuelve completamente inadaptativas.
Como interesante observación adicional, vale la pena mencionar que los niños mexicanos-estadounidenses o chinos, que participaron en estos estudios, resultaron encontrarse entre los extremos de comparación típicos del mexicano y la actitud competitiva de los anglo-norteamericanos.
Los mexicanos tienden a ser más pesimistas y fatalistas en sus perspectivas sobre la vida que los estadounidenses. La sociedad estadounidense ha estado siempre llena de esperanza para el futuro y de optimismo sobre su destino.
En contraste, la historia de México se ha caracterizado por la conquista, la pérdida de guerras, el sufrimiento a causas de devastadores tumultos internos hasta principios del siglo XX; catástrofes como huracanes y terremotos; incapacidad de proporcionar oportunidades para el éxito personal, económico y social a las grandes masas de sus habitantes, etc.
Es comprensible que ese medio indica perspectivas fatalistas de la vida.
El mexicano ha percibido comúnmente la vida, como ya lo hemos visto como algo que se debe sobrellevar en vez de gozarse: este es un valle de lágrimas.
Fuente: Apuntes de la materia Psicología del trabajo de la facultad de contaduría y administración, UNAM