Incremento de la protección de los consumidores
La labor de la Comisión del Codex Alimentarius se ha inspirado en el principio, actualmente aceptado de manera universal, de que las personas tienen derecho a esperar que los alimentos que comen sean inocuos, de buena calidad y aptos para el consumo. Las enfermedades de origen alimentario son, en el mejor de los casos, desagradables, y en el peor de ellos pueden resultar fatales.
Pero tienen también otras consecuencias. Los brotes de enfermedades transmitidas por los alimentos pueden perjudicar al comercio y el turismo y ocasionar pérdidas de ingresos, desempleo y litigios. Los alimentos de mala calidad pueden destruir la credibilidad comercial de los proveedores, tanto a nivel nacional como internacional, mientras que el deterioro de los alimentos es antieconómico y costoso y puede tener efectos adversos sobre el comercio y la confianza de los consumidores.
Las declaraciones de conferencias y reuniones internacionales, en las que han influido, a su vez, las actividades de la Comisión, han acrecentado el efecto positivo de la labor de ésta. En los últimos años, representantes nacionales ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Conferencia FAO/ OMS sobre Normas Alimentarías, Sustancias Químicas en los Alimentos y Comercio Alimentario (en cooperación con el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio), la Conferencia Internacional FAO/ OMS sobre Nutrición y la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, organizada por la FAO, han alentado a sus países a que adopten medidas que aseguren la inocuidad y calidad de los alimentos, o se han comprometido a hacerlo.
Fuente: Análisis del proceso de los alimentos de la UNIDEG