Los términos «calidad» y «control de calidad»

La calidad más bien debe considerarse como producto de suma de varios atributos, incluyendo composición y valor nutritivo, pureza, apariencia, sabor, olor y consistencia, ya que si uno cualquiera de ellos falla, la calidad general disminuye notablemente.

Podemos elaborar un alimento conteniendo cada uno de los nutrientes necesarios para la salud, pero si tiene un sabor poco atractivo nos resultará difícil venderlo. Comercialmente las “variaciones» respecto a la norma suelen ser de poca importancia y en tal caso la calidad viene fijada por la suma de los citados atributos y no por su producto.

El control de calidad, no obstante lo variado de la materia prima por causa de su origen biológico, supone un sistema que normaliza los materiales utilizados, el propio proceso e incluso el producto. Los ajustes del proceso deben hacerse necesariamente durante la fabricación, lo cual requiere el desarrollo de técnicas adecuadas rápidas de ensayo, pudiendo tratarse incluso de métodos indirectos físicos o empíricos.

El objeto del control de calidad es la fabricación de productos normalizados dentro de “limites» comerciales seleccionados apropiadamente. De este modo se evitan tanto el envío de mercancías de muy alta calidad como la posibilidad de que el cliente reciba productos de calidad inferior a la normal.

Fuente: Análisis del proceso de los alimentos de la UNIDEG