Periodo revolucionario en la época colonial
El resultado de una falsa visión del problema agrario del país fue el auge del latifundismo y la miseria cada vez más dolorosa de las masas rural es.
A principios del siglo XX los pueblos campesinos estaban rodeados por grandes propiedades y no podían sostener su población que a pesar de todo aumentaba. Muchos intelectuales se dieron cuenta de esto y publicaron escritos denunciando la situación aludida, proponiendo soluciones, formulando proyectos de ley.
Pero no fueron escuchados, ya que los intereses de la clase conservadora dominante formaron un muro impenetrable en torno de cualquier idea de cambio en la estructura de la propiedad agraria.
Como al mismo tiempo se había acentuado en la clase media y en la parte del pueblo de escasa cultura pero interesado en la política del país un profundo descontento por la prolongada permanencia del general Díaz en el poder, ese descontento hizo crisis a raíz de su nueva reelección.
Así el 20 de noviembre de 1910 estalló un movimiento revolucionario que encabezó Francisco I. Madero y que se basaba en el Plan de San Luis del 5 de octubre del mismo año.
El Plan de San Luis era evidentemente político, pues se refería a la sucesión presidencial. En su artículo tercero se estableció que se devolverían a los pequeños propietarios las tierras de que hubiesen sido despojados injustamente, Entre los campesinos se interpretó esta disposición en el sentido de que al triunfo de la Revolución maderista se repartirían tierras a quienes las necesitaran.
Esa falsa interpretación determinó el éxito inmediato del movimiento iniciado por Madero en 1910, pues a los campesinos ignorantes no les importaba la democracia, que no comprendían dado su bajo nivel de cultura, ni el sistema electoral; ellos se lanzaron a la guerra civil impulsados por su miseria.
La prueba de esto es que una vez derrocado el régimen de Díaz el país, lejos de pacificarse, se vio rápidamente agitado por el movimiento revolucionario indudablemente agrarista de Emiliano Zapata.
La bandera de la revolución Zapatista fue el Plan de Ayala expedido en la villa de Ayala el 28 de noviembre de 1911. En él se demandaba que se expropiaran los latifundios mediante el pago de la tercera parte de su valor «a fin de que los pueblos y ciudades de México obtengan ejidos, colonias, fundos legales para pueblos o campos de sembradura y de labor y se mejore en todo y para todo la falta de propiedad y bienestar de los mexicanos».
Durante los primeros diez años de la Revolución la economía mexicana sufrió una severa baja en la producción minera y manufacturera. En ese periodo la primera bajó un 40% y la segunda en 9%. La producción agrícola también disminuyó; a mediados de la tercera década el volumen de la producción mexicana sólo fue ligeramente más alta que la de los últimos años de Díaz.
Fuente: Apuntes de Producción Agroindustrial de la Unideg