Personalidad, temperamento y carácter
En la formación de la personalidad están involucrados diversos factores, los cuales podrían englobarse en dos ramas principales: La herencia y el medio circundante. La herencia determina el género biológico, la constitución física y, en algunos casos, la longevidad.
El medio circundante hace referencia al medio geográfico y social. La interacción de estos dos factores –herencia y medio circundante– determinan los aspectos cognoscitivos, afectivos y motivacionales, así como los comportamientos que integran la personalidad de un individuo. Aunque dicha integración no es una suma de esos factores, sino una interrelación entre ambos.
– La Herencia. Es el material genético que poseemos desde el momento en que somos concebidos y que llega a nosotros después de varias generaciones como un caudal de características biológicas, que al interactuar con determinados fenómenos ambientales (físicos y socioculturales) hacen que determinados comportamientos sean posibles.
Es necesario aclarar que el comportamiento no se hereda; lo que se hereda es una constitución biológica tal que, en ciertos ambientes, los individuos tendrán determinadas características personales y comportamientos, y no otros.
– El medio circundante puede considerarse tanto físico (geográfico) como social.
– El medio físico. Se refiere a aquellos aspectos de nuestro entorno, tanto de tipo geográfico natural –clima y temperatura, humedad, altura sobre el nivel del mar, características de cada región (costa, montaña, desierto)–, como a ambientes diseñados.
Es indudable que el medio físico en el que vivamos, sea geográfico, natural o diseñado, ejerce una influencia en nuestra personalidad. Dependiendo del lugar donde vivamos, ya sea en el campo o en la ciudad, o en una zona montañosa o costera, mostramos actitudes diferentes ante la vida.
Quienes han crecido en un ambiente costero, por lo general, se muestran más alegres y bulliciosos que quienes lo hicieron en una zona montañosa o en el bajío.
– El medio social. Nuestra personalidad recibe influencia social, pues desde nuestra infancia las personas con quienes convivimos ejercen sobre nosotros cierta influencia: nuestros padres, hermanos, abuelos y parientes en general; nuestros vecinos, compañeros, conocidos y amigos.
Y aunque todas las personas que nos rodean influyen sobre nosotros también reciben nuestra influencia, lo cual se da en una constante interrelación.
El medio social imprime sobre nosotros un sello que, de cierta manera, nos conduce a lo que debemos hacer y cómo ejecutarlo, y nos transmite una cultura.
Nuestro temperamento se relaciona con aspectos biológicos determinados por la herencia, los cuales han sido identificados como parte de nuestra constitución física (que pese a no darse sin influencias ambientales, es más evidente en lo genético).
Ya que esta constitución física está integrada en parte por el sistema nervioso y nuestras glándulas endocrinas, los cuales determinan en mayor o menor grado, nuestro estilo personal de responder, sentir y actuar ante el entorno.
El temperamento es nuestra forma de ser, en cuanto al funcionamiento de nuestro organismo en general y se manifiesta en tendencias específicas, como mostrar mayor o menor susceptibilidad ante circunstancias favorables o adversas o reaccionar en forma rápida o lenta a ciertas situaciones ambientales y estímulos que generan tensión.
El carácter, en cambio, se refiere a aspectos relacionados con nuestra experiencia a saber: educación y aprendizaje; y se considera como un aspecto persistente de la personalidad de cualquier persona.
Así pues, nuestro carácter está conformado por las primeras experiencias de interacción con nuestro mundo familiar y cultural. Asimismo, implica cierto ajuste de nuestro temperamento (constitución física) a las exigencias del mundo y a las personas que nos rodean.
Fuente: Apuntes de la materia Psicología del trabajo de la facultad de contaduría y administración, UNAM