Realización de prácticas
Muchas de las asignaturas que cursemos van a requerir la realización de prácticas, que podrán ser de diferente tipo. Revisiones de informes de investigación, trabajos de campo, composiciones, prácticas de laboratorio… Vamos a tratar de dar unas nociones genéricas sobre cómo afrontar estos actividades, aun sabiendo cada de las modalidades de prácticas va a tener una orientación propia. Hay que revisar la guía de la asignatura y atender claramente a la finalidad que se pretende alcanzar con la práctica propuesta, ésta será la primera tarea que tengamos que realizar.
Podría ser que la primera impresión que tenemos de la práctica es que resulta un “añadido” a la asignatura. No obstante vamos a tratar de pensarlo en otros términos: ¿qué puedo obtener al realizar esta actividad? De manera general presentamos los siguientes beneficios que podríamos atribuir al trabajo práctico. De no ser así, posiblemente el trabajo no esté bien planteado o llevado a cabo.
Aun con todas las particularidades que conlleva la realización de una práctica, vamos a trazar una tentativa de “esquema” en el que indiquemos las partes principales y la estructura del mismo. Insistimos en que esta orientación habrá que tomarla con cierta cautela y adaptarla siempre a los objetivos propios de cada trabajo concreto. Con todo, esta sería nuestra propuesta para trabajos teóricos :
Explicaremos brevemente cada uno de estos puntos:
– La portada. Ha de incluir los siguientes datos:
- Identificación del título del trabajo y del autor/es.
- Identificación de la asignatura y de la carrera.
- Centro Asociado al que pertenece y fecha de realización.
– La tabla de contenidos. Nos va a permitir tener una visión general del trabajo y de su estructura. Va a ser la primera información que demos sobre qué temas he tratado y cuáles son los puntos principales y los secundarios. Para ello, incluiremos una tabla numerada en la que se distingan bien los grandes apartados y los puntos específicos, junto con la paginación correspondiente.
– La introducción del trabajo. Trataremos de incluir aquí las razones por las cuales hemos realizado ese trabajo concreto. Es obvio que en muchas ocasiones lo realizamos porque lo mandan obligatoriamente, pero aún en estos casos puede existir cierta autonomía de decisión en cuanto al tema. Tanto en estas circunstancias como en los casos donde el alumno elige de manera totalmente libre el trabajo, es donde indicamos la conveniencia de justificar las razones y motivaciones que nos han llevado a decidirnos por esa temática. Descartaremos motivos como “porque es importante”, “porque es interesante”, puesto que ya se sobreentienden. Trataremos de exponer ideas claras, vinculadas con nuestra experiencia, con la práctica profesional, con la demanda actual, etc.
– Los objetivos. Expondremos claramente qué pretendemos conseguir con el trabajo. Los objetivos van a ser, por lo general, poco ambiciosos. El carácter propio de trabajo, (es una actividad más dentro del marco de una asignatura que incluso podría ser cuatrimestral), justifica que los objetivos que pretendamos, aunque modestos, sean viables. Los expresaremos de forma clara, evitando siempre engrosarlos con expresiones grandilocuentes que luego no se correspondan con el desarrollo del trabajo.
– El estado de la cuestión: ¿Qué ya dicho ya sobre el tema? Apoyados en fuentes documentales trataremos de revisar las aportaciones más relevantes sobre nuestro objeto de estudio. Cuidado con Internet; sin duda es un recurso muy útil y productivo. Fácilmente podemos llegar a información sobre todo tema… pero: distingamos opiniones personales de aquellas otras que de alguna manera están avaladas por una comunidad académica (por ejemplo, artículos de revistas electrónicas de reconocido prestigio, publicaciones de centros e instituciones claves en la materia…) y ¡NUNCA UN RECORTA Y PEGA!
– el Desarrollo del trabajo. Nuestro trabajo no será la mera reproducción de lo que ya hay hecho. Hemos realizada ya una consulta documental y hemos accedido a un conjunto de informaciones. Organizarla, distinguir lo importante de lo segundario, relacionarla, analizarla y valorarla de forma crítica, serán tareas propias de nuestro trabajo personal. Proponemos algunas normas de estilo para la redacción del trabajo:
- Brevedad. Eliminar lo superfluo, lo que no aporta nada, las repeticiones. Se trata de decir justo lo que se quiere y evitar pérdidas de tiempo, tanto para quien lo hace como para quien lo lee.
- Precisión. Utilicemos términos adecuados, evitando divagaciones.
- Claridad. Lenguaje claro, evitando ambivalencias y términos confusos. Estructuras simples, que expresen con facilidad la idea que se quiere transmitir. Destaquemos las ideas y expresiones que creamos que resultan claves en nuestro trabajo. Para ello, se recomienda la utilización de cursivas o comillas u otras formas de enfatizar el texto.
- Coherencia. El trabajo tiene que tener una estructura clara, de acuerdo con el objetivo que se quiere alcanzar. Tiene que haber conexión entre las distintas ideas, los distintos apartados y, dentro de ellos, los subapartados específicos.
– Las conclusiones. Permiten destacar las aportaciones de nuestro trabajo. Justifican nuestros hallazgos de una manera objetiva, apoyándose siempre en la información recogida y analizada.
– Las Referencias bibliográficas: de acuerdo con las siguientes normas de estilo:
- Libros: apellido/s y nombre/s de autor/es,(año de publicación). Titulo de la obra . Lugar de publicación: editorial, y páginas.
- Revistas: autor/es (año de publicación) Título del artículo, nombre de la revista en que aparece el articulo , volumen, número, página inicial y final del artículo.
– Los Anexos. Incluiremos aquellos documentos básicos para entender nuestro trabajo, debidamente numerados. Tendrán un título que debe aparecer en la tabla de contenidos.
Fuente: Entrenamiento en competencias para el estudio autorregulado a distancia de la UNED, licencia Creative Commons License 2.5.