Relaciones públicas personales
Aunque venimos hablando generalmente de entidades, también los individuos son sujetos emisores de relaciones públicas.
Pensemos en un cantante, una artista, un torero, etcétera. Todos estos personajes viven del público.
¡Cuánto les tiene que convenir mantener el afecto del público! Unas declaraciones desafortunadas, un gesto displicente en mal momento, una falta de atención ante una multitud… pueden derribar al ídolo.
Estas relaciones públicas personales son delicadas en extremo. Es preciso respeto máximo a la libertad y a la sinceridad del individuo, al mismo tiempo que se sirven sus intereses públicos.
Jamás se debe hacer pasar por altruista, generoso y bueno al calculador, avaro y materialista; ni por inteligente al tonto (entre otras razones, porque el equívoco se descubre muy pronto).
Las relaciones públicas se basarán en las cualidades reales del personaje, potenciándolas y ofreciéndoles las mejores ocasiones para manifestarse, pero no inventándolas.
A la inversa, es poco ético manejar con fines relacionísticos ciertos temas estrictamente íntimos, aunque el público los pida (amores, irregularidades, etcétera).
Fuente: Apuntes de la materia Psicología del trabajo de la facultad de contaduría y administración, UNAM