Teoría de la personalidad desde un enfoque biológico (psicoanalítico)
Los filósofos medievales estaban convencidos de la racionalidad humana y del papel de la conciencia como directriz de la conducta y definían a los seres humanos como animales racionales.
Es posible encontrar discrepancia incluso dentro de cada grupo modelo, como en el caso de Freud, Jung y Murray, cuyas teorías están catalogadas dentro del modelo psicodinámico. Su orientación básica hacia la naturaleza humana tiene más en común entre sí que con otros modelos, como el conductual o el humanístico-existencial.
Una característica común de las teorías psicodinámicas es que tienden a subrayar los motivos y los conflictos inconscientes y utilizan procedimientos de evaluación indirectos, como las pruebas proyectivas y la prueba de asociación de palabras para descubrir dicho contenido inconsciente.
Freud y Jung se identifican claramente a sí mismos como psicólogos de profundidad, debido a que se interesan en la naturaleza y los principios funcionales de las capas inconscientes de la psique.
Murray también acepta el papel predominante del inconsciente y utiliza las divisiones de la personalidad de Freud: id, ego y superego.
El término psicodinámico denota también la naturaleza activa de la personalidad. Para Freud, Jung y Murray, las causas de la conducta son primordialmente internas: las fuerzas dinámicas (motivacionales-emocionales).
Estas fuerzas impulsoras son predominantemente inconscientes. Quizá las formulaciones de Murray no hagan hincapié en el inconsciente tanto como Freud y Jung, pero simpatiza con dicho énfasis.
Los asociacionistas ingleses y los psicólogos facultativos también estaban convencidos del contenido de la mente o conciencia. Los primeros psicólogos experimentales, en especial los de la escuela estructuralista, enfocaron el propósito de la psicología científica hacia el descubrimiento de los elementos y componentes conscientes.
Estaban interesados en las estructuras de la conciencia, excluían tanto los aspectos inconscientes de la mente como las fuerzas motivacionales y emocionales que ponen en marcha el aparato mental.
Es bastante evidente para investigadores de la personalidad como Freud y Jung que en la mente existía mucho más que facultades y contenido consciente como ideas, imágenes y sentimientos.
Para ellos, y también para Murray, los misterios de la mente podían descubrirse únicamente sondeando las partes más recónditas, las fuerzas ocultas que hacen a veces a las personas comportarse en forma extraña.
Los humanos, animales racionales, llaman más la atención por su irracionalidad, donde están más influidos por fuerzas dinámicas inconscientes, motivaciones personales y emociones, que por su racionalidad.
Para los teóricos psicodinámicos, la actividad consciente y la conducta están determinadas en gran medida por motivos y conflictos inconscientes. Freud llegó a creer que la parte inconsciente de la psique estaba siempre activa y que experimentamos su influencia de manera más directa a través de los sueños.
Los sueños revelan los principios funcionales de los procesos inconscientes, sin embargo, según Freud el inconsciente se revela de forma más convincente en casos de psicopatología –ansiedades inexplicadas, deseos e impulsos irracionales, fobias y compulsiones, ideas erróneas y malestares físicos inexplicables.
Pero Freud también creía que las operaciones de inconsciente ejercen en todo momento una influencia penetrante en la experiencia consciente y la conducta.
Todos experimentamos la función del inconsciente por lapsus linguae, fallas de memoria, pérdidas inexplicables de nuestras pertenencias e incluso en conductas contraproducentes, como decir algo indebido en un momento inoportuno, dañar a las personas que amamos y resistir la autoridad de manera inapropiada.
Jung fue aún más allá que Freud al estudiar el inconsciente cuando postuló la existencia de un inconsciente colectivo heredado.
Freud sostenía que el inconsciente de cada uno se acumulaba durante su vida. Jung aceptó la existencia del inconsciente personal, pero insistió en que el inconsciente colectivo, con sus arquetipos, ejercía una profunda influencia tanto en las experiencias concientes como en la conducta.
Trazó las manifestaciones de este inconsciente colectivo en las formas de arte primitivo, los rituales simbólicos y lo oculto. Intentó descubrir el fundamento verdadero de la psique misma para apreciar los orígenes de nuestros esfuerzos y aspiraciones más fundamentales.
Jung, Murray y hasta cierto punto Freud, encontraron que el inconsciente no es enteramente malo. Puede sernos benéfico, ya que posiblemente surgen de él nuestras ideas e imágenes más creativas y las soluciones espontáneas a nuestros problemas más apremiantes.
Nuestros tres teóricos psicodinámicos sostienen que podemos estar en armonía o en conflicto con nuestro inconsciente. Murray es probablemente el teórico más explícito, en lo que se refiere a la base motivacional de la personalidad.
Reconoce ciertamente al aspecto interactivo de la personalidad y las situaciones, pero postula las necesidades como las fuerzas impulsoras básicas en la personalidad y especifica en la cantidad de necesidades viscerógenas y psicógenas.
Al elegir entre la fuerza efectiva del medio ambiente y la fuerza dinámica de la motivación, nuestros tres primeros teóricos seleccionaron las fuerzas motivacionales-emocionales en nuestra naturaleza.
Los tres teóricos psicodinámicos reaccionaron contra el carácter unilateral de las tradiciones filosóficas antiguas, que subrayaban demasiado la conciencia y la racionalidad de los seres humanos, pero ellos mismos se volvieron unilaterales al enfatizar con exceso lo inconsciente y lo irracional del hombre.
Freud y Jung reaccionaron al punto de vista prevaleciente de la naturaleza humana, que hace hincapié en los aspectos racionales y concientes del funcionamiento humano. No veían a los seres humanos como caracterizados por la racionalidad.
Freud y Jung –y en menor grado Murray– se impresionaron con las fuerzas irracionales, los aspectos motivacionales y emocionales. Creían que la conducta humana obedece a amores y odios, celos y rivalidades, envidias y resentimientos y otros apasionados interés y sentimiento.
La conducta razonada y lógica no es la fuerza dominante, como los estudios medievales creían. Freud y Jung también reaccionaron contra el punto de vista de que el hombre es completamente consciente y capaz de hacer elecciones libres.
Demostraron que las fuentes de la conducta humana eran en, gran medida, complejos inconscientes, represiones y arquetipos. Murray es un teórico de transición en esta consideración, debido a que le da al ego un mayor peso que Freud, Jung también introdujo la idea del impulso de autorrealización, pero opinaba que la mayoría de la gente no alcanzaba la individualidad sino mas bien funcionaban principalmente al nivel de los impulsos y conflictos primitivos.
Aunque Freud y Jung resultaron bastante convincentes al demostrar las fuerzas irracionales en la naturaleza humana, su punto de vista del hombre fue unilateral.
Fuente: Apuntes de la materia Psicología del trabajo de la facultad de contaduría y administración, UNAM