Términos generales la satisfacción aumenta con la edad
En términos generales, la satisfacción aumenta con la edad; la más baja corresponde al personal más joven. La insatisfacción de los jóvenes se ha intensificado en el último decenio y por lo visto refleja las expectativas de la nueva generación, pues son mayores que las de la generación anterior.
Los jóvenes trabajadores de hoy en día desean obtener una realización personal más completa. Cuando se les pregunta lo que quieren obtener de su trabajo, los estudiantes mencionan factores como la oportunidad de hacer una aportación, el carácter interesante del puesto, la autoexpresión y la libertad para tomar decisiones.
Las generaciones pasadas, influidas como estaban por la Gran Depresión de 1930, mencionaban el sueldo, la seguridad y los ascensos como meta profesional. Son metas externas, más fáciles de alcanzar que los objetivos internos de realización y satisfacción personal.
De ahí que muchos jóvenes se sientan decepcionados cuando empiezan a trabajar, ya que no encuentran en su actividad el interés y la oportunidad de asumir responsabilidades.
¿Por qué la satisfacción aumenta con la edad a pesar de que la reacción inicial fue negativa en extremo? Cuando se preguntaba a los empleados si al dejar un trabajo tenían la sensación de haber alcanzado un logro, el porcentaje de los que contestan afirmativamente aumentaba con la edad.
Ello tiene tres explicaciones posibles.
– En primer lugar, los jóvenes que se sienten más decepcionados abandonan el mundo del trabajo o cambian tanto de empleo en su búsqueda de realización personal que ya no figuran en las encuestas.
Ello significa que cuanta más edad tengan los que participan en los estudios, menos insatisfechos habrá entre ellos.
– En segundo lugar, el sentido de la realidad (o resignación) se impone conforme envejecen los trabajadores. Renuncian a la búsqueda de la realización personal y de un trabajo interesante, de modo que se siente menos insatisfechos (aunque no necesariamente contentos del todo).
– La edad y la experiencia suelen culminar en mayor competencia, seguridad en si mismo, autoestima y más responsabilidad; de esa manera el sujeto experimenta la sensación de un logro más completo.
Cualquiera que sea la explicación correcta, una cosa resulta innegable: la satisfacción del empleado aumenta con la edad.
Las mujeres poco a poco han llegado a convertirse en un sector numeroso e importante de la fuerza de trabajo. Más de la mitad en edad de trabajar (18-64) forman parte del sector productivo del país.
Sin embargo la mayoría desempeña los empleos menos solicitados. Casi todos los puestos de oficinistas y de carácter mecánico (operador telefónico, perforista, dependiente) los ocupan las mujeres y son muchas las que laboran en línea de montaje. Los datos no son congruentes ni claros.
En algunos estudios se ha demostrado que se sienten contentas con su trabajo y otros demuestran lo contrario. Algunos resultados de la investigación que están más insatisfechas que los varones. Se sabe que les interesan aspectos del trabajo por los que el hombre no muestra ningún interés en absoluto.
Es natural que haya distintas fuentes de satisfacción para quienes escogen una carrera en el mundo de los negocios y las que trabajan a fin de contribuir al ingreso familiar.
Las motivaciones y satisfacciones de las mujeres profesionales se parecen más a las de los ejecutivos. Ellas obtienen más satisfacción con su trabajo. En cambio, las madres no lo consideran el principal centro de su vida, pues se sienten realizadas en su papel de madre, esposa y ama de casa.
Los investigadores señalan que no es el sexo propiamente dicho el que se relaciona con la satisfacción laboral, sino un grupo de factores que dependen de él. Así, por desgracia todavía se paga menos a las mujeres que el hombre en un mismo puesto y aquella tiene menos oportunidades de ascenso.
Las ejecutivas piensan que necesitan poner mucho más empeño que los varones y destacar más, si quieren recibir las mismas recompensas y reconocimiento que ellos.
La discriminación contra las mujeres está generalizada en el campo de la industria y los negocios. Esta injusticia fue la que produjo el movimiento de liberación femenina en la década de 1970.
La inteligencia en sí parece ser un factor que repercute profundamente en la satisfacción del empleado pero hay que tener presente el tipo de trabajo que va a ejecutar.
En muchas profesiones y ocupaciones, hay un límite de inteligencias necesario para un buen rendimiento y satisfacción con el trabajo. Los que no lo rebasan o que no alcanzan sentirán frustración, aburrimiento e insatisfacción.
En muchas investigaciones se ha demostrado que aquellos cuya inteligencia es demasiado alta para el trabajo que desempeña (por ejemplo, cuando un universitario brillante trabaja en una línea de montaje) juzgan el trabajo como monótono y terminan por sentir tedio y descontento.
De manera análoga, cuando alguien desempeña un cargo que requiere inteligencia superior a la que posee, sentirá frustración si no logra cumplir con las exigencias. Si se aplican métodos adecuados de selección se resolverá el problema de encontrar al candidato idóneo para determinado cargo.
La escolaridad es otro factor que suele relacionarse con la inteligencia. En varios estudios se ha comprobado que los de escolaridad más alta experimentan más satisfacción general con su trabajo.
Es posible que consigan puestos más interesantes y de mayor autonomía, que ofrecen además mejores oportunidades de satisfacer las necesidades de crecimiento.
Fuente: Apuntes de la materia Psicología del trabajo de la facultad de contaduría y administración, UNAM