Mundo tecnológico y deshumanización

Humanismo, técnica y tecnología se puede adelantar son actitudes ante el mundo, lo teórico y lo práctico, lo útil y lo inútil. La palabra “técnica” se conoce y se usa enormemente, pero casi nadie sabe su significado, al menos no el correcto, comenzando con distinguir la diferencia que hay entre método y técnica, lo que muchos consideran que es lo mismo.

Camarena hace un recorrido por las definiciones por parte de Ferrater Mora y Nicola Abbagnano de lo que es la técnica, y los dos coinciden en que son una serie o conjunto de reglas mediante las cuales se consigue un objetivo.

Pero también hace notar los errores de cada uno, por ejemplo en el caso de Ferrater que juzga que las máquinas son ajenas al hombre o el de Abbagnano al considerar que tecnología y técnica son lo mismo. Y es que no se trata de sólo definir la palabra, sino de comprenderla, conocer lo que es, y esta tarea es la que corresponde a la filosofía, la cual debe de hacer las preguntas y buscar las respuestas que a pesar de que muchos no quieran escuchar o que el saber común no desee o crea necesario, y respecto a ello Camarena opina que la filosofía de la técnica sólo han sido especulaciones y cita por ejemplo a los filósofos Spengler, Ortega y Gassett, el primero ha distinguido y clasificado diferentes formas de técnicas, los otros dos han escrito de su historia, aunque Ortega asevera que la técnica se debe estudiar desde tres perspectivas: la primera es la técnica del azar (la del hombre primitivo), la segunda es la del artesano (de la antigüedad y edad media) y la tercera la de la técnica del técnico (del hombre de la edad contemporánea).

Spengler escribe algo fundamental que la finalidad de la técnica contrario de los que se piensa no tiene como finalidad la construcción de máquinas y herramientas y que ha existido desde hace mucho, que es parte de la vida y parte de la superioridad y sobre vivencia de las especies, que tiene que ver con la movilidad, con una táctica de vida.

Es lo que se hace con las cosas o capacidades del ser, y no las cosas o herramientas que se hacen. Pero a diferencia de los demás animales, aclara Camarena “La técnica en la vida del hombre, es consciente, voluntaria, variable, personal, inventiva. Se aprende y se mejora.”

Si la naturaleza nos proveyera de cosa como lo necesario para quitarnos el frío o los elementos para curarnos de las enfermedades, etcétera, no tendríamos necesidad de la técnica. Y una reflexión que hace Camarena, que a mi punto de vista es de las más importantes es que la técnica es el resultado de la cultura.

Por lo mismo es fácil estar de acuerdo con observación del escritor cuando dice que uno de los temas más discutidos en los próximos años será el del sentido, ventajas, daños y límites de la técnica.

Ya en el tercer texto, Camarena estudia la tesis de Martín Heidegger, sobre no temerle a la técnica sino al “destino de desocultar” que posee, a esa virtud y maldición al mismo tiempo que hace de la técnica una utilidad a la vez que dificulta las cosas al hombre.

Después habla de la teoría de Eduardo Nicol, de que la ténica al no surgir de la libertad sino de la necesidad, no es una vocación propia del hombre (coincidiendo con Heiddegger), que lo peligroso no es la técnica o tecnología, sino el cambio de los fundamentos vitales de la ciencia que provoca que a ella se le exija ahora que opere, en lugar de buscar y describir la verdad, a lo que dice Camarena: “…a la tecnología se le aplaude que opere, pero se le exige que proceda como ciencia, aceptando que sus fines y sus medios son distintos a los de la investigación científica”.

Fuente: Teoría del conocimiento de la facultad de contaduría y administración, UNAM.