Transmisión de la energía

La transmisión de la energía se verifica con frecuencia mediante movimientos ondulatorios, es  decir, a través de ondas que son perturbaciones que, partiendo de un origen, transportan la energía con su avance. Las ondas se clasifican dependiendo de que la perturbación sea paralela o perpendicular a la dirección de propagación de dicha perturbación.

Cuando es paralela se dice que la onda es longitudinal (como por ejemplo en el caso de las ondas a sonoras, y cuando es perpendicular se dice que es transversal (que es el case de las ondas electromagnéticas).

Además, las ondas presentan cuatro características definitorias, que son su amplitud, velocidad, frecuencia y longitud de onda.

La primera, la amplitud, representa la máxima separación respecto de la posición del equilibrio. La velocidad se define como la longitud de onda multiplicada por la frecuencia, que a su vez es el número de vibraciones que realiza en un segundo.

Finalmente, la longitud de onda representa la distancia media entre dos crestas sucesivas de la perturbación. La onda transmite una energía (cinética y potencial) que depende de su velocidad, amplitud y frecuencia.