Periodo clásico en el área andina

Cuándo comenzó la era cristiana se inició una nueva etapa de desarrollo en la zona de la alta cultura de América del Sur. El periodo clásico fue adquiriendo rasgos característicos, con variantes culturales, en diversos lugares de la costa y de la sierra. El periodo clásico se inicia aproximadamente en el siglo I d. C., con la cultura mochica, que se desarrolló al norte de la zona costera; y con la cultura Nazca, al sur.

La cultura mochica se caracteriza por su riquísima cerámica con representaciones de un naturalismo extraordinario, así como por sus grandes edificaciones de carácter religioso, entre las que destacan los célebres monumentos o huacas del sol y de la luna en Moche, no lejos de la actual ciudad de Trujillo. Las deidades mochicas se representan con rasgos antropornórficos pero también continúa apareciendo la imagen del antiguo felino, vestigio de la tradición del centro ceremonial de Chavín.

Los mochicas estuvieron dotados de gran dinamismo. Entre ellos los guerreros y las empresas de conquista tuvieron particular importancia. Por la arqueología sabemos que, al parecer como resultado de empresas militares, influyeron en un ámbito relativamente grande.

De su desarrollo técnico dan buen testimonio las obras de irrigación, entre ellas el famoso acueducto de Ascope con casi un kilómetro y medio de longitud.

La organización social, política, religiosa, militar y económica de los mochicas siguió tornándose más compleja hasta que, a fines del horizonte clásico (siglo IX a. C.), se dejó sentir una manifiesta decadencia, hasta cierto punto semejante a la que también se presentó entre los pueblos clásicos de Mesoamérica.

El centro más importante de la cultura Nazca es Cahuachi. Fue una población situada en las márgenes del curso medio del río Nazca.

Son frecuentes las estilizaciones de figuras de animales y de diversas clases de monstruos que ostentan a veces rasgos humanos. De su culto a los muertos es también testimonio la abundancia de sus tumbas.

Hacia esta época y cerca del lugar donde se levanta hoy la ciudad de Lima, se inició la edificación del que llegó a ser el famoso templo del dios creador Pachacamac. La evolución cultural de los pueblos de la región costera a lo largo del periodo clásico significó el principio de nuevas formas de unificación y de desarrollo, anticipo de la etapa de la plena civilización. Esta tendría lugar con los llamados «constructores de ciudades» a lo largo del periodo postclásico.

En la porción meridional de esta región, en la zona de Pucará y en lo que se ha llamado Tiahuanaco antiguo, surgieron también manifestaciones de alta cultura, en varios aspectos diferentes de las que caracterizaron a los pueblos de las costas.

Tiahuanaco, en la actual Bolivia, a casi 4 mil metros sobre el nivel del mar, comenzó a ser -hacia el siglo VI d. C.- uno de los más extraordinarios centros del área andina. Sus principales monumentos, todos ellos de piedra, dejan ver la importancia que tuvo en sus días de apogeo.

A modo de hipótesis se ha dicho que la gente de Tiahuanaco estuvo guiada por jefes religiosos y militares deseosos de difundir sus creencias y ampliar su poderío. A diferencia de lo que ocurrió en la costa, Tiahuanaco habría de mantener su vitalidad dentro del periodo siguiente, hasta convertirse en un antecedente de los que se ha descrito como el imperio de los incas.