El primer principio de la filosofía cartesiana

En la cuarta parte del Discurso del Método (D. M.) Descartes se adelanta a las Meditaciones, sostiene el engaño de los sentidos, el ejercicio de la duda radical y la necesidad de llegar a una verdad primaria, a una especie de primer motor inmóvil aristotélico, a una causa primera sobre la cual se apoyen todas las demás cosas.

Esta causa primera emana de la duda acerca de la propia existencia. Descartes concluye que al dudar hay algo de lo que no puede dudar y esto es que si no fuera algo que duda no podría dudar de todo.

Por lo tanto, soy algo, algo que duda, algo que piensa y por consiguiente que existe. Aquí aparece la primer certeza: cógito ergo sum.

Este «Pienso, luego existo» podría caratularse como la «garantía» de existencia de la filosofía de Descartes, quien sostiene: «mi mismo pensamiento de dudar de todo constituía la prueba más evidente de que yo existía» (D. M. pag Estudio Introductivo, F. Larroyo, pag 55, Ficha de Cátedra.2000).

Fuente: Apuntes de Diseño contemporáneo de la U de Londres.